SINOPSIS: Año 1953. Dos hermanos viajan desde los Pirineos de Huesca hasta la colonia española de Fernando Poo (actualmente Bioko), isla de Guinea Ecuatorial, para trabajar en una plantación de cacao. Allí Kilian (Mario Casas) se enamora de una nativa, un amor prohibido en aquellos tiempos en los que algunas líneas no se podían traspasar. Medio siglo después, Clarence (Adriana Ugarte) descubre de forma accidental una carta olvidada durante años que la empuja a viajar desde la tranquila vida en las montañas de Huesca a Bioko. Su objetivo es visitar la tierra en la que su padre Jacobo (Alain Hernández) y su tío Kilian pasaron la mayor parte de su juventud, y así intentar resolver los enigmas familiares y desvelar los secretos de lo ocurrido. En las entrañas de un territorio tan exuberante y seductor como peligroso, Clarence desentierra el secreto de una historia de amor imposible enmarcada en unas turbulentas circunstancias históricas cuyas consecuencias alcanzarán el presente.
Posesión española desde 1778, la isla de Fernando Poo formó parte de la Guinea Española hasta que en 1968 se proclamó la independencia del país. Palmeras en la Nieve sitúa parte de su acción en este periodo de transición, cuando la progresiva escalada de tensión y violencia de esos años supuso un complejo episodio para la historia de nuestras colonias en ultramar. Por otro lado, la historia tiene lugar en el presente, en Bioko, un territorio herido tras años de inestabilidad, dictaduras, desapariciones y falta de libertades. Una historia de búsqueda, pasión y amistad, épica e intimista, que tiende puentes entre dos tiempos, dos culturas y dos generaciones.
FICHA TÉCNICA:
Reparto: Mario Casas, Adriana Ugarte, Macarena García, Alain Hernández, Berta Vázquez, Emilio Gutiérrez Caba, Celso Bugallo, Laia Costa, Fernando Cayo.
Director: Fernando González Molina.
Año: 2015.
NOTA: 7
La industria del cine español ha vivido años en los que atreverse con una superproducción era algo impensable. Sólo unos cuantos elegidos como Bayona o Amenábar, ayudados por las grandes cadenas privadas, y con un reparto internacional que favoreciera sus ventas en otros mercados, lo han conseguido. Por tanto la existencia de un producto como 'Palmeras en la nieve' es, ya de por sí, una buena noticia para nuestro cine. Atresmedia se ha liado la manta a la cabeza y ha levantado un proyecto de 10 millones de euros, rodado en español y que apuesta por una calidad técnica que puede tutear a cualquier filme extranjero.
La cadena vio el excelente resultado que tuvo en televisión la adaptación de 'El tiempo entre costuras', el 'best seller' de María Dueñas y decidió repetir la jugada en la gran pantalla. Para elló ha usado los mismos mimbres, una novela romántica, ambientada en un contexto histórico rico, con Adriana Ugarte en uno de los papeles protagonistas y sin escatimar medios para que el producto luzca al primer vistazo. Para llevarlo a cabo confiaron en uno de sus directores franquicia, Fernando González Molina, que había convertido en éxitos de taquilla todas sus películas ('Fuga de cerebros', '3 metros sobre el cielo' y 'Tengo ganas de ti') y que incluso ha dirigido episodios de series de la cadena.
La industria del cine español ha vivido años en los que atreverse con una superproducción era algo impensable. Sólo unos cuantos elegidos como Bayona o Amenábar, ayudados por las grandes cadenas privadas, y con un reparto internacional que favoreciera sus ventas en otros mercados, lo han conseguido. Por tanto la existencia de un producto como 'Palmeras en la nieve' es, ya de por sí, una buena noticia para nuestro cine. Atresmedia se ha liado la manta a la cabeza y ha levantado un proyecto de 10 millones de euros, rodado en español y que apuesta por una calidad técnica que puede tutear a cualquier filme extranjero.
La película es entretenida y lo suficientemente atractiva como mantenernos interesados en el desarrollo de las desiguales tramas paralelas. Por un lado nos encontramos a Killian en los últimos años de su vida: un anciano (el desaprovechado Celso Bugallo), que balbucea palabras ininteligibles; y por el otro, al mismo Killian de mediados de siglo XX, narrando sus aventuras como capataz de una explotación agrícola de cacao en la isla de Bioko, Guinea ecuatorial. Su sobrina, Clarence (Adiana Ugarte) será la responsable de reconstruir su pasado por medio de sus cartas, diarios y documentos para tratar de encontrar aquella persona de la que habla, no vaya a ser que se quede fuera de la herencia. Así Clarence hará un viaje en el tiempo y real en el espacio, al desplazarse a Bioko para desvelando el pasado de su tío. Berta Vazquez (Bisila), es el gran descubrimiento de la película. Sincera, enigmática, interesante, Berta es una actriz que acepta los desafíos y no tiene miedo a enfrentarse a retos, como el de incorporar en su trabajo un idioma que le es totalmente desconocido con tan fantástico resultado. Puede que sea la ilusión de los primeros trabajos, pero actrices con mucho más callo, como Clara Lago, ni siquiera son capaces de mantener un acento regional en Ocho apellidos Vascos, como es el vasco. Este es un ejemplo que parece nimio, pero que en realidad puede condicionar para bien o para mal el resultado final.
Los personajes de Jacobo, hermano mayor de Killian y padre de Clarence (Alain Hernández), Julia (Macarena García) y Manuel (Daniel Grao) son un lastre para la historia debido a que su trama no aporta nada relevante al desarrollo de la película. De hecho, el personaje de Daniel Grao, así como otros secundarios que se presentan en la película, aparece y desaparece de forma abrupta y continua, presentándose en los momentos justos en los es imprescindible su palabra. Casi parece que producción estuviese recortando sesiones al actor. Por otro lado, la siempre atractiva Macarena logra protagonizar escenas emotivas y bellas pero que solo sirven para pintar un poco más el trasfondo. Alain Hernández… el personaje de este hombre se mueve entre dos aguas, entre el trio amoroso formado por estos tres personajes y sus intervenciones como el hermano de Killian, sin que los resultados de las primeras logren afectar lo suficiente los de Killian. Que sí, que se ve, que escrito está, pero al igual que al espectador no logra engancharse con la situación de conflicto por la independencia de Guinea Ecuatorial, tampoco consigue afectarse por sus desventuras. Estos tres podrían haber dado mucho juego si Palmeras en la Nieve se hubiera pensado como serie… pero de esta forma lo único que consiguen es meterle minutos a la película.
Es innegable que Palmeras en la Nieve es una buena película formada por un gran equipo, un gran reparto y unos grandes medios, pero el guión no funciona tan bien como cabría esperar sin que por ello llegue a desmerecer en absoluto. A pesar de los inconvenientes del filme, bien merecidas son sus cinco nominaciones a los Goya a Mejor Canción original, dirección de producción, dirección artística, diseño de vestuario y mejor peluquería y maquillaje, pero sin duda se han dejado fuera categorías como, mejor dirección (Fernando Gonzalez Molina), mejor fotografía (Xavi Giménez) y algún que otro nominado al reparto o protagonista, como podría ser el de Berta Vazquez.
La banda sonora: OBRA MAESTRA y ganadora de un premio Goya a Mejor Canción Original para Lucas Vidal y Pablo Alborán con el título Palmeras en la nieve.
A continuación, os dejo con el videoclip de la canción original de la película, interpretada por el cantautor Pablo Alborán y el tráiler del filme.